La Asociación del Magisterio de Enseñanza Técnica (AMET) cumple 64 años de vida en un contexto muy especial, ya que el país enfrenta una profunda crisis económica y social como consecuencia de la pandemia, lo que nos posiciona ante el desafío de la recuperación en un horizonte que convierte a nuestra modalidad educativa en un vehículo de esperanza.
Un 10 de agosto de 1956 nuestra organización gremial nacía por iniciativa de pioneros que vieron el gran potencial de la educación técnico-profesional en la proyección de futuro de una Argentina que, más allá de sus vaivenes políticos, había iniciado con firmeza el camino de la industrialización.
Con la misma convicción de nuestros fundadores, hoy podemos decir que la formación en disciplinas relacionadas con la actividad industrial y tecnológica se traduce en la vía idónea para iniciar el camino de la recuperación de cara a la pospandemia.
El motivo es contundente: las virtudes de nuestra modalidad educativa adquieren una relevancia superlativa en la compleja realidad que vivimos desde que se desató la contaminación del Covid-19 a escala planetaria. Lo podemos comprobar cotidianamente, cada vez que docentes de distintas escuelas técnicas del país entregan a los hospitales máscaras de protección facial y otros dispositivos de uso médico, confeccionados en impresión 3D.
Si la educación técnico-profesional era gravitante por brindar buenas oportunidades de inserción laboral a nuestros jóvenes, a partir del cambio de paradigmas que representa el distanciamiento social y las medidas de prevención impuestas en la llamada nueva normalidad estamos convencidos de que será un medio de excepcional eficacia para facilitar a la sociedad los medios para desempeñar sus actividades con la dinámica que necesita el país, pero con la seguridad que implica disminuir al máximo el riesgo de contagios.
Y como siempre, frente a los nuevos desafíos que impone el momento, AMET estará al lado de cada docente de la modalidad técnica, con el compromiso de defender sus derechos laborales en la convicción de que es el recurso humano el componente vital para alcanzar el gran objetivo de una educación integradora y de calidad.
