El Día del Maestro llega como un momento propicio para ratificar nuestro compromiso de defensa irrestricta de los derechos de cada docente argentino, pero también como una oportunidad de reflexión sobre los objetivos que se plantean de cara al futuro, en un momento donde predomina un sentimiento de esperanza.
Hoy AMET celebra nuestro día con la satisfacción de haber profundizado los canales de diálogo tanto con los colegas como con las instituciones que rigen los destinos del sistema educativo. Y si bien tenemos materias pendientes, en el intercambio cotidiano con los sectores que intervienen en el desafío de educar a los argentinos hallamos un balance positivo.
Estamos en acción, construimos cada día el futuro de un país que ha recobrado el valor estratégico de una educación inclusiva, que propone no solamente las disciplinas tradicionales sino las alternativas de la modalidad técnico-profesional. Y allí encontramos el principal factor de motivación para seguir adelante: se ha registrado en todo este tiempo un alentador incremento de la matrícula en nuestra modalidad.
Somos hoy un motor de los proyectos que llevan esperanza a las generaciones más jóvenes. Constituimos el puente hacia la oportunidad de salida laboral con disciplinas técnicas que proporcionan herramientas para la producción, el desarrollo de nuevas tecnologías y el crecimiento.
Enfrentamos el desafío de crecer en un contexto que no es el mejor, pero en el que tenemos lo más importante: trabajo, un marco legal e institucional que nos contiene, interlocutores válidos y la convicción de que somos capaces de forjar nuestro propio futuro. ¡Feliz día!
